Corazón Playero

Yo no tengo un corazón playero, que lata como las olas besan las arenas, que suba y baje como la marea. Y por eso me ahogo bajo tantas penas.

Pues, para algunos cada día trae un nuevo mundo, como las olas besan a la playa, se retiran y no regresan más. Pero no puedo vivir así, segundo a segundo. Soy constante como un desierto; son constantes mis lágrimas.

Fue en Mazatlán donde conocí a mi amor. Con un ojo de pescadora me atrapó en su red. Parecía buena onda; nadamos en nuestro sudor. Pero me dejó en aguas saladas – y no me quitó la sed.

Ya no tengo mi corazón playero, que latió como las olas besan las arenas, que subió y bajó como la marea. Y por eso me ahogo bajo tantas penas.

Aunque me tiró del barco, yo retengo mi orgullo. Y mis cuates náufragos me reconocen por el dolor de la cicatriz que me dejaron en el alma los anzuelosos besos suyos. Por eso cantamos al olvido. Por eso lloramos al maldito amor.

Yo no tengo un corazón playero, que lata como las olas besan las arenas, que suba y baje como la marea. Y por eso me ahogo en este mar de penas.